En España allá a fines de los '50, un curita Jesuita de nombre GABRIEL CALVO, estaba abocado a trabajar con niños y jóvenes adolescentes.
Este sacerdote se sintió muy intrigado por el excelente comportamiento, y la forma centrada de proceder de algunos de sus alumnos, entonces se dedicó a buscar la razón de esos accionares por parte de los jovencitos.
Al conocer a sus padres, se dió cuénta que entre éstos, existía una comunicación profunda.
Este hecho, le hizo descubrir la importancia que tiene la relación de los padres para la integración completa de los jóvenes.
Así comenzó a esbozar un instrumento que facilitaría la comunicación profunda entre los esposos.
El Padre Calvo, llevó su experiencia a una convención familiar realizada en el estado de Indiana, en los Estados Unidos, donde ótro sacerdote Jesuita, CHUCK GALLAGER de nacionalidad norteamericana, entendió que ésta forma de comunicarse sería muy buena para el fortalecimiento de las familias.
Fué tanto el interés que despertó en él este nuevo método de diálogo, que reunió a un grupo de parejas de Nueva York y en la cocina de un departamento, junto con ocho parejas de las afueras de la ciudad y seis sacerdotes, le dieron la actual estructura a lo que luego se llamaría FIN DE SEMANA DE ENCUENTRO MATRIMONIAL MUNDIAL.